sábado, 1 de diciembre de 2012

MONJAS DE MARÍA DE LA MERCED


¿Conoces a las monjas de María de la Merced?

Desde los orígenes, la Orden de la Bienaventurada Virgen María de la Merced contó con servidoras del Evangelio liberador de Jesucristo.

Dedicadas a la atención de los cautivos, desde 1265, con Santa María de Cervellón, aprendemos a contemplar al REDENTOR y a servirle en nuestros hermanos que sufren alguna cautividad en su cuerpo o en su alma.

La Iglesia y convento de las Mercedarias de la Purísima Concepción. Conocido desde su fundación como el convento de “Las Góngoras”.

Se encuentra situado en la calle Luis de Góngora, 5 y 7
  
El convento de Nuestra Señora de la Concepción, de Monjas Mercedarias. Tuvo su origen en un beaterio fundado en 1626 en la calle San Opropio por Doña María de Mendoza, hija de los embajadores de Portugal, quien intentó ser religiosa en varios conventos, pero al no poder llevarlo a cabo, se retiró a una casita en la calle de San Opropio, más arriba del cuartel de Armas. En este beaterio estuvieron las religiosas hasta que en 1661, el edificio quedó arruinado por una inundación.
  
Felipe IV  en 1663, quería realizar la fundación de un convento, en honor “NUESTRA SEÑORA LA CONCEPCIÓN”, en acción de gracias por el nacimiento de su hijo -el futuro Carlos II- y sabiendo que las beatas, se encontraban sin casa, decidió confiarlas el nuevo edificio. La fundación se encomendó a Juan Jiménez de Góngora, ministro del Consejo de Castilla –y de quien el convento ha adoptado el sobrenombre-, y al padre Fray Juan de Santa María, Vicario General de los Mercedarios Calzados, siendo inaugurado el 24 de marzo de 1665, con la colocación del Santísimo.

Juan de Góngora fundó el  convento en el año 1663 sobre unas antiguas huertas conocidas como del duque de Frías y constituyó unos de los conventos con mayor terreno de Madrid en el siglo XVII. Se construyó en dos fases muy seguidas: en la primera tras la adquisición de los terrenos, comenzaron las obras del convento y de una pequeña iglesia, sobre cuyo núcleo se realizará después la definitiva. En la segunda fase se amplió la iglesia, bajo la dirección de Manuel del Olmo que, manteniendo sustancialmente el esquema, levantó la cúpula y perfeccionó e incrementó los elementos decorativos. El convento se distribuye en torno a un claustro central cuadrado, dejando en un lateral la iglesia, de una nave, con retablos en hornacinas laterales y amplia cúpula, que es el elemento principal del conjunto. La bóveda de cañón con lunetos va sobre un ancho entablamento decorado con ménsulas pareadas, que se repiten en el tambor de la cúpula. La fachada, casi pobre en su sencillez, no se corresponde con la suntuosidad interior de uno de los ejemplos más bellos y completos de la arquitectura religiosa del siglo XVIII. Ha sufrido diversas reparaciones y restauraciones desde el siglo XVIII.


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